jueves, 19 de junio de 2008

Salvador Pinoncelly: arquitectura, luz y palabra


Algunos años atrás he escuchado acerca del Curso Vivo de Arte, desconozco si existe reseña alguna de su trabajo, de quiénes participaban y el recorrido de sus investigaciones. Precisamente en esta historia oral que se me ha transmitido, escuche por vez primera el nombre de Salvador Pinoncelly (Torreón, Coahuila 1932-2007), y no sólo eso, sino de que fue fundador del grupo Polignós –nombre por el inventado, y que da referencia a un cercano grupo de colaboradores con doble carrera Ramón Vargas, estudiante de arquitectura y filosofía, Alberto Híjar, estudiante de química y filosofía y el pintor y psicólogo José de Jesús Fonseca. - posteriormente también sería uno de los fundadores del Curso Vivo de Arte; “organizado no solo por épocas, tendencias y creadores de la historia de las artes visuales, sino actualizada a partir de la discusión con visitas guiadas a cárceles, hospitales, escuelas, templos, mercados, casas.”[1]

Pinoncelly, ingreso a la Escuela Nacional de Arquitectura en la antigua Academia de San Carlos, estudio pintura, escultura y modelado con el escultor Fidias Elizondo, y paisaje con Armando García Núñez, desarrollando fundamentalmente la pintura no figurativa, y muchas veces la abstracción total, fue merecedor del premio del Salón Estudiantil de la UNAM.

Se incorporo al Departamento de Arquitectura del INBA, trabajando entre otros con Ramón Vargas y Ruth Rivera, en ese entonces directora del mismo, fue colaborador de la revista Urbe, otrora suplemento de urbanismo que editaba Excelsior con la dirección del arquitecto Enrique Cervantes, de la revista Calli y más tarde de Arquitectos de México, donde aborda desde crítica teórica hasta su necesaria reflexión histórica.

Desarrolló una gran capacidad para el vitral, cuyo contenido sería capaz de cubrir enormes claros gracias a su saber arquitectónico y al cálculo en colaboración con el acuarelista Ortiz, mismos que podemos observar en la exposición organizada por la Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble bajo la coordinación de Ramón Vargas y la curaduria de Gabriel Herrera, Salvador Pinoncelly: arquitectura, luz y palabra con un cumplido montaje en formatos que tan particular espacio ofrece, lo que nos permite apreciar y conocer a través de cuarenta y cinco de sus proyectos, algunos de los vitrales, así como una serie de publicaciones que incluyen desde artículos, ensayos, libros, y algunos de sus trabajos pictóricos más representativos, un mural original, un video y un muy bien impreso catálogo.

Al igual que una necesaria compilación, registro e inventario del Curso Vivo de Arte, los múltiples artículos que a lo largo de décadas publico Pinoncelly, acerca de arquitectura y urbanismo, así como el testimonio de su trabajo como vitralista, dibujante, muralista y escultor realizado durante su trayectoria en institutos, empresas y publicaciones, así como su no menos importante aporte -a reconsiderar por arquitectos y estudiosos- sobre su posición ante las llamadas artes decorativas, que en 1925 tuvieran una importante presencia y, cuyo vestigio puede documentarse en algunas zonas de ciudad, se hacen necesarios, principalmente cuando la cultura promovida por Consejos e Institutos manifiesta una falta de plan general que tutele más allá del resplandor demagógico, y cuando acontecimientos culturales que dan forma y cuenta de la necesidad del dialogo también desde la estética, pasarán desapercibidos ante la sistémica ignorancia de los funcionarios.

Salvador Pinoncelly: arquitectura, luz y palabra se puede visitar en el Museo Nacional de Arquitectura, ubicado en el Palacio de Bellas en la ciudad de México del 12 de junio al 5 de octubre.

[1] Hijar, Alberto. Pinoncelly. México: 2007

1 comentario:

Arq. Ignacio Marquez dijo...

Estimada Maritere,
Yo perteneci al mismo grupo al que se refiere el articulo, Polignos; al igual que ellos fui fundador y conservo gratos recuerdos de aquella epoca, asi como de todos ellos. Me dio mucha tristeza enterarme de su fallecimiento.
Me gusto el articulo.
Saludos
Arq. Ignacio Marquez Betancourt